lunes, 8 de noviembre de 2010

Más serendipia, menos anteojeras



Una amiga, me comentaba con decepción que los líderes ya no conversan, que van acelerados, como caballo con anteojeras, obstinados en mantener el rumbo hacia una dirección que no convence y sin hacerse cargo de los problemas más graves de nuestro tiempo.

Esa reflexión me recordó la palabra serendipia que siempre me ha llamado la atención por su sonoridad juguetona, y por el estado asombroso que describe. Serendipia es un estado en que uno está dispuesto a encontrar lo que no se estaba buscando, a valorar correctamente lo imprevisto.

Algunos de los inventos más grandes de la humanidad se hicieron por personas que estaban u otorgaban un espacio importante a este estado: la llegada de Colón a América, el principio de Arquímedes o el descubrimiento de los antibióticos o el post it.

La serendipia no es una coincidencia, o una chiripa, no es el mero hecho. Serendipia, requiere que las personas estén en un estado de apertura, de presencia, de atención y lucidez para darse cuenta que ese hecho fortuito abre una posibilidad maravillosa, un espacio de nuevas oportunidades, de renovación, de innovación.

Abrir la agenda, tomar un camino distinto, apagar la televisión y conversar, escuchar una música diferente o abrir un libro, son presentes que nos podemos hacer cualquier día y si lo hacemos en estado de serendipia quizás mañana tengamos nuevas posibilidades como personas y como país.


Columna de Mauricio Tolosa, Radio Bío Bío 24 de agosto 2009

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